“Eduardo Gregorio, que toma como modelo, según sus propias declaraciones, un juguete de su infancia, logra una obra llena de extraordinaria potencia. Un ensamble de seis cuerpos geométricos, cruzados, con una apoyatura de base de tres puntos, produce esta insólita y grandiosa presencia. Trabajada en hormigón y virutilla metálica.”
Westerdahl, E. (1973). La 1ª Exposición Internacional de Escultura en la calle, en Santa Cruz de Tenerife. Quaderns d’arquitectura i urbanisme, ISSN 1133-8857, Nº. 99. Número dedicado a los parques naturales, 47-50.
“La manera en que ocupa el espacio la limpia y gigante marquetería forjada en hormigón por el grancanario Eduardo Gregorio (Las Palmas, 1903, desaparecido pocos años después de la muestra santacrucera) se aparta radicalmente de su habitual dicción expresionista fortalecida en su larga estancia venezolana, y replantea todo un nuevo significado de la plástica.”
Hernández Perera, J. (1996). Dos décadas de Esculturas en la Calle. En A. Carnero, D. Duque, & C. Schwartz, Iª Exposición Internacional de Escultura en La Calle (págs. 25-54). Santa Cruz de Tenerife: Cabildo Insular de Tenerife. Área de Cultura. ISBN: 84-87340-63-6
“Eduardo Gregorio, que había vuelto de Venezuela años atrás, aportó una obra para la ocasión, Macla (1973), que respondía a la simplicidad volumétrica aprendida en América, reducida a la pura maqueta minimal y alejada del código que mantuvo como profesor y director de la Escuela Luján Pérez de Las Palmas, verdadero faro de un arte indigenista de raíz popular.”
Pérez Reyes, C. (1996). Reflexión sobre lo visto y lo vivido. En A. Carnero, D. Duque, & C. Schwartz, Iª Exposición Internacional de Escultura en La Calle (págs. 65-76). Santa Cruz de Tenerife: Cabildo Insular de Tenerife. Área de Cultura. ISBN: 84-87340-63-6
“La escultura de Eduardo Gregorio Macla, de 1973 —una de las piezas más bellas de la Exposición de Santa Cruz—, no es un altar, sino un rompiente de aire. La primera impresión que deja en el espectador es, en efecto, el recuerdo de un rompeolas. ¿Un rompeolas de tierra adentro? Tres masas, tres fuerzas, se entrecruzan y penetran hasta formar un inextricable nudo de tensiones que, dirigiéndose a lados diferentes, allí se encontraron y se unieron. El resultado es un dique contra el viento del atardecer.
La belleza y la limpidez de esta obra admirable (los dos rasgos solían ir aliados en el trabajo escultórico y en las cerámicas de Eduardo Gregorio) nos hablan de fuerzas que se dirigen hacia los cuatro puntos cardinales y que en algún momento se encontraron. ¿En qué momento? En el origen, en el nacimiento. Allí se juntaron para ofrecer resistencia al viento arrasador, a la devastación del tiempo sobre la mirada humana.”
Sánchez Robayna, A. (1996). El espacio de la escultura. En A. Carnero, D. Duque, & C. Schwartz, Iª Exposición Internacional de Escultura en La Calle (págs. 77-86). Santa Cruz de Tenerife: Cabildo Insular de Tenerife. Área de Cultura. ISBN: 84-87340-63-6